Un Full Day en “UTOPIAN COMPANY LAND"

Desde la revolución industrial hasta nuestros días, hemos transitado una senda de desarrollo vertiginoso no solo en los temas científicos – tecnológicos, sino también en la administración científica de las organizaciones, y en particular de las empresas y corporaciones. Hemos
alcanzado logros muy importantes en los distintos ámbitos de la gestión y “sostenibilidad empresarial”, en las relaciones comerciales e institucionales, así como en las mejores prácticas productivas posibles; sin embargo, debido a que en la implementación de los modelos de gestión hemos primado procesos y productos por sobre el ser humano y el planeta, y a que actuamos desde la creencia de producir más, más rápido, al menor costo posible y a mayor riesgo del otro, al ser “exitosos” como humanidad empresarial comenzamos a preguntarnos “¿y ahora qué?”; interrogante que revela una insatisfacción en su data más profunda, y que nos invita a transitar un puente hacia un horizonte no sólo sobre las oportunidades empresariales, sino sobre las posibilidades humanas y del planeta mismo, como fuentes primarias de riquezas integrales y recursos. Arribamos al nuevo territorio y nos encontramos con las empresas que alcanzan progresivamente su digno propósito, su razón de ser. ¡Las realmente exitosas!

Observamos, con alegría, que éstas empresas tienen por premisa “Hallar primero al ser humano para luego encontrar al ser organizacional”. Que promueven el redescubrimiento, el repensar y reinventar (1) de la Identidad del ser humano que le habita, (2) de la creación de valor a partir de la construcción de una diferencia y (3) de la vivencia del sentido de servicio íntegro, integral e integrador. La vivencia de estos tres aspectos les lleva por el camino de la transformación del sistema humano (Organización) trascendiendo a su desarrollo (asociado a fortalezas financieras, relacionales y cognitivas), logrando así que la empresa se mueva a través de todo éste espectro cualitativo brindando una respuesta sustentable al “¿y ahora qué?” que nos ocupa.


Estando allí, recordamos que entre los siglos XIX y XX vivimos una fructífera época de cambios, con sus luces y sombras; pero ahora exploramos el territorio de un cambio de época que apunta al ser, a lo espiritual más que a lo científico, no asociado a religión sino a relación consciente. Entonces, nos damos cuenta que “el futuro de la empresa” ha sido directamente proporcional al nivel de conciencia en la que decidió operar hoy. Esto es, si decide solo operar por y para desarrollo, o ascenderá a niveles de transformación, en los que incluyen y trascienden los modelos de gestión mecanicistas para vivir lo orgánico, a fin de incidir en la construcción del bien común. Nos sorprenden sus características:


1. Está inspirada por un propósito superior, por lo que “producir dinero” es un tema de subsistencia y medio para alcanzar metas, pero no su razón de ser.

2. Procura “Ser y hacer” para la sociedad, y sus socios reciben (capitalizan) los resultados de una gestión integradora. Trascienden la responsabilidad social empresarial (programas) para ser socialmente conscientes (Ser – Conductas).

3. La satisfacción del cliente está asociada a su participación en un balance global, generado en la colaboración inteligente, el sentido de servicio social y ecológico, y el logro satisfactorio; no solo en su necesidad particular.

4. El ejercicio del poder se basa en los valores compartidos, la colaboración inteligente y la confianza; no en las premisas de jerarquía, control y castigo.

5. Opera integrando la responsabilidad moral – consciente – social; no sólo en función del interés propio.

Es una empresa que procura ser conscientemente sustentable, y no sólo operativamente sostenible. Que produce con sentido ecológico al mejor costo posible para todos. Vive un modelo de gestión que valora al ser humano y prima su presencia. Sus colaboradores ya no cumplen deberes, sino que disfrutan el privilegio de la mutua labor. Allí el que llega de segundo no es el primer perdedor.

En sentido contrario cruzamos nuestro imaginario puente, y de nuevo aquí les diremos a todos que pasamos “un full day en Utopian Company Land”… Te pregunto: tal como vamos, con un modelo de producción que se agota devorando todo y a todos, si no “ponemos proa” hacia esta “utópica” dirección ¿cuál será nuestro legado al ciudadano más influyente en nuestra sociedad, la empresa? No olvidemos esto: nuestro legado al futuro de la empresa humana se construye aquí y ahora, en presente pleno. ■


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                                                                                                                                              {Un Full Day en “Utopian Company Land”}