La sostenibilidad se erige como una ventaja competitiva para las organizaciones que buscan conectar genuinamente con sus públicos de interés y posicionarse como referente de mejores prácticas en su industria. No se trata solo de maximizar ganancias, sino de dejar una huella perdurable que incida en el progreso social, medioambiental y económico de toda la sociedad.

En el contexto actual, caracterizado por la hiperconectividad, el empoderamiento de actores claves y la velocidad con que viaja la información, se hace impostergable articular lo que en Newlink hemos definido como el propósito compartido, una filosofía que implica encontrar un punto de interés común entre la organización y sus stakeholders.

Visto desde el sector privado, cuando una empresa conecta su promesa de negocio, con una estrategia de sostenibilidad integral que impacta positivamente a la sociedad, será más propensa a incrementar tanto la lealtad de sus usuarios o clientes, como la retención y atracción del talento, creando una genuina conexión con estos y proyectando una reputación positiva. Estudios refieren que un 43 % de los consumidores a nivel global, están más inclinados a comprar en negocios que tienen incidencia positiva en la sociedad.

En adición está el cambio generacional de la fuerza laboral global, que según proyecciones, para el año 2029 estará integrada en un 72 % por millenials y generación Z, dos segmentos  poblacionales que, desde ya, exigen a sus empleadores mayores involucramientos en temas medioambientales y sociales. Será clave para la retención del talento mantenerlos inspirados y, para ello, se precisa distinguirse como una organización que marque la diferencia y modele una reputación sostenible que inicia desde adentro hacia fuera.

Como fieles creyentes del valor de la conexión, en Newlink vemos al mundo sustentado en cuatro grandes fuerzas: velocidad, transparencia, colaboración y conciencia social. Por lo que, si queremos trascender, se hace necesario conectar con estos pilares. De ahí la importancia, de hacer una introspección para encontrar ese punto de convergencia, que combine la razón de ser de la organización con las expectativas e intereses de los actores que desea impactar. No es un ejercicio a la ligera. Implica repensar de forma transversal la estrategia de sostenibilidad del negocio, que debe erigirse en base al propósito compartido.