Ocio y Negocio

Domvs romana: Despedida al señor de la villa, pintura de Ettore Forti

Hace unos días leí un interesante artículo en la revista Forbes que se titula Why Taking Vacation Time Could Save Your Life (Por qué irte de vacaciones podría salvarte la vida). 

Entre otras muchas cosas nos explica qué el poder desconectar de nuestra cotidianeidad nos ayuda a poder estar más presentes en en nuestra vida, a mejorar nuestro estado de ánimo y de salud mental, a reducir el estrés acumulado, a potenciar nuestra creatividad e inspiración personal, y, por supuesto, a recuperar la calidad de nuestro sueño perdido.

Seguramente no te hacía falta que te citara a esta prestigiosa revista de renombre internacional para que te dieras cuenta que las vacaciones nos sientan a todos de maravilla.. 

Tampoco lo necesitaron los antiguos romanos, quienes tenían muy clara la distinción entre el otium y el nec-otium (no-ocio) o negotium, palabras que han derivado, respectivamente, en ocio y negocio en español. De hecho, los romanos concebían la relación entre el trabajo y el descanso como algo inseparable. 

La primera referencia que tenemos de la palabra “otium” la encontramos alrededor del año 190 a.C. en la obra del dramaturgo Ennio, Ifigenia. En sus escritos se da a entender que el ocio era la época en la que los soldados no debían prestar servicio militar, período del año que coincidía con los meses de invierno, cuando el clima no permitía la guerra. Así pues, el ocio no se refería solo a la ausencia de trabajo, sino también a un periodo de paz.

Más adelante, el ocio pasó a designar el tiempo en el que los hombres de ciudad se retiraban al campo para descansar de su ajetreada rutina y así disfrutar de una vida más reposada. Llegaron incluso a crear sus villae otium, o villas para el ocio, un concepto muy similar a las casas de campo actuales.

Sin embargo, fue Cicerón quien, alrededor del 55 a.C. , introdujo la idea del ocio digno, es decir, el momento en el que los ciudadanos romanos se retiraban de la vida pública para dedicarse a otras actividades. Se le atribuye la siguiente frase: «No considero libre a quien no tiene algunas veces sus ratos de ocio».

La idea del ocio ha cambiado considerablemente a lo largo de los siglos. Pero lo que está claro es que, desde los antiguos romanos hasta los neurocientíficos más prominentes de la actualidad, nos confirman lo que todos sabemos de manera instintiva: que las vacaciones son siempre deseables y necesarias para nuestro bienestar.

Solo me queda desearos unas felices y merecidas vacaciones.

¡Nos vemos en unas semanas!

Fuente

Luca Chiesa