LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS
20 febrero 2023
¿Alguna vez se han imaginado cómo sería vivir en Marte? En la película “Marte” (The Martian), Matt Damon interpreta el Dr. Mark Watney y nos muestra distintas tecnologías que la NASA está desarrollando para poder sobrevivir en el inhóspito Planeta Rojo.
Marte tiene una atmósfera muy fina, lo cual conlleva cuatro grandes retos. En primer lugar,
necesitaríamos producir oxigeno para evitar asfixiarnos. En segundo lugar, tendríamos que equiparnos con trajes especiales para protegernos de la radiación solar, dado que la atmosfera marciana no cuenta con una Capa de Ozono que filtre los rayos ultravioletas.
El tercer problema que presenta la atmosfera de Marte es su incapacidad para retener la radiación solar, que se pierde en el espacio inmediatamente después de impactar sobre la superficie del planeta y genera una gélida temperatura media de -55⁰C (en la Tierra es de +15⁰C).
Por último, la delgada atmósfera de Marte solo produce una presión media de 6 hPa, mientras que en la Tierra estamos acostumbrados a vivir a los 1013 hPa de presión.
Estas particularidades atmosféricas son también las responsables de que el Planeta Rojo solo albergue
agua en forma de hielo. Así, necesitaríamos grandes cantidades de energía para recolectar el hielo y
fundirlo para tener agua líquida para beber, asearnos y cultivar. Lo que nos lleva a otro gran reto, la
alimentación. Hacer crecer vegetales requeriría de complejos invernaderos con suelo enriquecido con
fertilizante, agua líquida, atmósfera controlada y polinización asistida. Producir suficientes vegetales o
cereales para alimentar una pequeña comunidad sería extremadamente costoso, haciendo inviable
cualquier intento de producir localmente carne o pescado.
Superar todos estos retos requeriría una gran cantidad de energía. A falta de fuentes de generación
hidráulica, hidrocarburos o combustibles nucleares, la generación solar sería la principal fuente
energética para los asentamientos marcianos. Y, claro está, fabricar los paneles solares en Marte
conllevaría grandes dificultades técnicas y logísticas.
En la Tierra no tenemos que preocuparnos por todos estos problemas. Disfrutamos de una atmosfera adecuada para nuestro organismo, de un clima estable y de abundante agua líquida repartida por todo el globo en ríos, lagos, acuíferos y mares. Tenemos bajo nuestros pies un suelo fértil capaz de sustentar la flora que produce oxígeno, ayuda a regenerar la materia orgánica y mitiga los efectos de la erosión.
Abejas y otros insectos ayudan a polinizar las plantas y árboles que nos dan alimento. Un complejo ecosistema global soporta una variada biodiversidad que contribuye a controlar plagas, obtener proteínas, desarrollar medicamentos y disfrutar de la belleza de la naturaleza.
Estos beneficios de los que gozamos en la Tierra reciben el nombre de servicios ecosistémicos. Se trata de servicios vitales para el ser humano que percibimos sin tener que pagar nada a cambio y que seríanextremadamente costosos de producir de forma artificial. Los activos medioambientales son los responsables de generar estos servicios ecosistémicos que hacen posible la vida en el Planeta Azul y cuya ausencia imposibilita la vida en el Planeta Rojo.
El hecho de que sean gratuitos y abundantes, no debe hacernos olvidar la importancia de los activos
medioambientales. Igual que cualquier activo fijo de una empresa, los activos medioambientales deben ser mantenidos y desarrollados si queremos seguir percibiendo los valiosos servicios que generan. Si los consumimos y destruimos, estaremos obteniendo un rendimiento a corto plazo, pero degradaremos de forma irreversible capacidad de crear valor.
La escasez de los activos medioambientales en Marte permite que apreciemos la importancia de los
servicios ecosistémicos. Así, cada vez que vayamos a tomar una decisión de consumo o producción,
debemos preguntarnos: ¿Cómo aprovecharía los recursos que me dispongo a usar si me encontrara en Marte?