Mejorar el bienestar animal para mejorar la industria alimentaria

El concepto de bienestar animal incluye tres elementos principales: el funcionamiento adecuado del organismo, el estado emocional del animal y la posibilidad de expresar algunas conductas naturales propias de su especie.  Este concepto, toma cada vez mayor relevancia para la sostenibilidad de la industria agroalimentaria y es un término utilizado para expresar preocupaciones éticas sobre la calidad de vida que experimentan los animales, en particular los utilizados en la industria cárnica. Los consumidores están expresando crecientes inquietudes sobre el bienestar de los animales y el consumo de carne.  Estos cambios culturales están abriendo debates en la política, la empresa y la académica, obligando a todos los implicados a reflexionar sobre la implementación de prácticas de producción y pautas de consumo más sostenibles.

Por ejemplo, para producir ternera blanca, las crías recién nacidas son separadas de sus madres, deliveradamente se las vuelve anémicas, se les niega el acceso al forraje y se las mantiene en establos tan estrechos que no pueden caminar ni cambiar de orientación. Este tipo de prácticas están siendo fuertemente cuestionadas y reciben fuertes críticas por una parte creciente de la ciudadanía. El trato inadecuado a los animales fue el origen de la enfermedad de las vacas locas en Europa, la cual tuvo un grave impacto en la industria al desvanecerse la imagen de la carne de vacuno como un alimento sano y seguro. El escándalo fue mayúsculo cuando se reveló que las vacas enfermas habían sido alimentadas con sesos y tejido nervioso de ovejas.

La preocupación sobre cómo se trata a los animales no se limita al creciente porcentaje de personas vegetarianas y veganas, también incluye a un gran número de consumidores de carne que exigen que los animales tengan una vida decente antes de ser sacrificados y que el sacrificio se haga con técnicas que no conlleven sufrimiento. En el libro ¨The Way We Eat¨ de Jim Manzon y Peter Singer, se explica que las prácticas malsanas de producción animal conllevan una disminución de la calidad y valor nutricional de la carne. No obstante, países como China e India están asimilando estos métodos de producción occidental. Si esto continúa, el resultado será sufrimiento animal a una escala mayor de la que hoy existe, mayor daño al medio ambiente y mayor riesgo de propagación de virus y enfermedades.

Buscando satisfacer las preocupaciones de los consumidores tanto éticas como de de conservación medioambiental, actualmente se realizan pruebas de laboratorio para encontrar la forma de mantener la industria cárnica sin criar ni matar animales. La ciencia está abriendo el camino para crear carne a partir de células animales. Con esto se busca evitar el sufrimiento y sacrificio de seres sintientes al mismo tiempo que se mitiga el cambio climático, ya que la industria ganadera es responsable de una importante porción del CO2 y del metano que cada año se emite a la atmósfera.

Los encargados de la toma de decisiones deben reconocer estos cambios en las actitudes de los consumidores como un fenómeno comercial donde la preocupación por los animales puede ser un valor universal, que incluso supera las dicotomías tradicionales entre países desarrollados y países en vías de desarrollo.

Mediante políticas regulatorias que mejoren el funcionamiento de la cadena de producción y suministro, se puede fortalecer la confianza hacia los minoristas con granjas más sostenibles. De la misma forma, las etiquetas pueden ayudar a los consumidores a identificar los productos más respetuosos con la vida animal y la salud del Planeta. Así, podemos mejorar el bienestar animal a la vez que mejoramos la sostenibilidad y la reputación de la industria.

Fuente

Guillem Martí