Compras Resilientes

En un entorno económico global convulso, con situaciones geopolíticas complicadas de gran impacto en el comercio internacional, cambios climáticos que amenazan los sectores productivos y volatilidad excesiva en los mercados, es sensato accionar, en lugar de reaccionar.

El trabajo en las compras y cadena de suministro siempre ha sido desafiante, ya que entran en escena muchos factores imprevistos que la trastornan y que resultan muy difíciles de remediar. En estos momentos es donde los compradores debemos sacar la casta, y aplicar todo nuestro sentido común y experiencia. Ante riesgos impredecibles, un plan de mitigación puede hacer la diferencia y evitar disrupciones innecesarias.

Un plan de mitigación de riesgo es una actividad proactiva en cualquier área de actividad. Es un conjunto de estrategias y acciones diseñadas para identificar, evaluar, y reducir los riesgos potenciales que pueden afectar, en este caso la cadena de suministro. Estos riesgos pueden incluir desastres naturales, interrupciones del proveedor, fluctuaciones de mercado, problemas de calidad y cambios regulatorios, entre otros.

 
 

Si queremos una cadena de abastecimiento resiliente, entonces necesitamos mejorar la capacidad de la empresa para adaptarse y recuperarse de las interrupciones que en el ambiente logístico forman parte de nuestro diario vivir. En otro orden un plan de mitigación:

 

 

  • Reduce el tiempo y los costos asociados con la gestión de crisis, ayudando a una recuperación mas veloz que reduzca el impacto financiero.
  • Protege la imagen de la empresa al evitar interrupciones significativas, que provoquen situaciones de incumplimientos a los clientes.
  • Previene pérdidas económicas derivadas de interrupciones inesperadas. En este punto muchos nos preguntaremos, como podemos anticipar cierto tipo de crisis como eventos naturales? Si bien no podemos prever un huracán con mucha antelación, una huelga de transporte, o ciertos tipos de eventos considerados “de fuerza mayor”, la respuesta es tener un plan B o nuestro plan de mitigación, donde no tengamos que improvisar y de antemano tengamos lo necesario para enfrentar la crisis; por ejemplo:
    • Ante un huracán, tener suficiente combustible, agua, herramientas para remover escombros y productos para primeros auxilios siempre listos, ya que sabemos la fecha en que inicia y termina la temporada ciclónica. Esto es preferible a reaccionar al momento de la crisis, donde además de escasez de estos artículos, pagaremos sobre precio.

¿Ahora bien, como podemos construir un plan eficiente de mitigación de riesgo? En primer lugar, es importante construir una matriz donde podamos evaluar el grado del riesgo en base a probabilidad e impacto del evento:

  1. La probabilidad con que pueda ocurrir, es decir, que tan probable es que ocurra.
  2. ¿Cuál sería la magnitud del impacto?

Veamos la siguiente matriz de riesgo, que me parece muy sencilla y explica fácilmente como determinar la severidad de un riesgo:

Esta matriz nos compara que tan probable es que el evento ocurra y que tan severo pueden ser los resultados y nos ofrece tres niveles para codificar la gravedad y la probabilidad de cada riesgo, baja, media y alta (que tienen valores asignados de uno, dos y tres respectivamente). Después de determinar los valores de la gravedad y la probabilidad utilizamos la cuadrícula para determinar los riesgos que deben abordarse primero.

Volviendo a la matriz y para ejemplificar un caso, tratemos el evento de un terremoto. No somos expertos en sismos, pero en base a que nuestra isla, según el Plan Nacional de Contingencia para Terremotos, nos ubica en un área de 4 grandes fallas que acomodan desplazamientos relativos entre placa del Caribe y Norteamérica, designamos una probabilidad de ocurrencia de 2 y por la naturaleza del evento, lo designamos con un grado de severidad alto, lo que en la relación de la matriz nos da un puntaje de 6. De esta manera podemos establecer valores para nuestros riesgos y confeccionar planes de acción en consecuencia. Un excelente ejemplo del plan de contingencia para el evento de este ejemplo, esta en el siguiente enlace que los invito a revisar: https://www.sismap.gob.do/Central/uploads/evidencias/637196076127963733-Presentacin-Riesgo-SISMICO-opret-(002).pdf

Toda vez que hemos definido probabilidad e impacto, se establecen los criterios para priorización de riesgos. Clasificamos los riesgos según su severidad y probabilidad, para enfocar los esfuerzos de mitigación.

La resiliencia se enfoca en la capacidad de recuperación, lo que envuelve tanto el factor de recursos físicos, económicos y el factor humano. El poder establecer estrategias de prevención no solo evita pérdidas económicas sino también baja el nivel de estrés de los actores de la cadena de suministro y les permite en consecuencia, actuar con más aplomo y asertividad ante cualquier evento. El desarrollo de estas estrategias implica:

La diversificación de proveedores, lo que reduce el riesgo de dependencia, el tener adecuados inventarios de seguridad para evitar roturas de inventario y parada de líneas, contratos y acuerdos con proveedores que protegen a la empresa en caso de posibles incumplimientos, y el contar con tecnología y sistemas de información que permitan un claro monitoreo y análisis de riesgos en tiempo real.

Finalmente me gustaría compartirles casos reales de estrategias de mitigación y manejo de riesgo exitosos, que han demostrado la capacidad de resiliencia de grandes empresas a nivel global.

  1. Toyota. Implementó un sistema de producción justo a tiempo (JIT) que incluida estrategia de mitigación como múltiples proveedores y un robusto sistema de logística, lo que les permitió reducir el impacto de interrupciones.
  2. Apple. Diversificó su base de proveedores y estableció fuertes relaciones contractuales para garantizar el suministro de componentes clave, mitigando riesgos asociados con la dependencia de un único proveedor.
  3. Nestlé. Donde tuve el privilegio de trabajar por 9 años y constatar sus múltiples acciones estratégicas y vanguardistas que la mantienen como la compañía número 1 de alimentos a nivel mundial. Desarrolló planes de contingencia y mantuvo inventarios de seguridad para enfrentar interrupciones en el suministro de materias primas críticas, asegurando la continuidad de sus operaciones globales. Además de implementar programas de certificación de proveedores incluyendo responsabilidad social y desarrolló su propio sistema de gestión de la calidad, robusto y en algunos rubros, más exigente que ISO.

Fuente

Giselle Rodríguez