De la Teoría a la Práctica: Mi Enfoque para el Trabajo en Equipo Efectivo

En una reciente conversación con un grupo de jóvenes, se encendió una chispa de reflexión sobre el trabajo en equipo, y de esa chispa nació la idea de esta columna. Pero en lugar de adentrarnos en teorías complicadas, quiero compartir una perspectiva personal sobre cómo construir y potenciar un equipo para alcanzar el máximo rendimiento.

La realidad es que muchas veces nos encontramos integrando equipos que ya están formados, con dinámicas y personalidades que no elegimos. En estos casos, la clave no está en intentar cambiar a las personas, sino en descubrir sus fortalezas y aprovechar al máximo el potencial de cada integrante.

Imagina por un momento que eres el capitán de una nave que ha zarpado con una tripulación predefinida. Tu misión no es rehacer la tripulación, sino guiarlos para que cada uno brille en su rol, contribuyendo a un viaje exitoso y enriquecedor. Así es como se construye un equipo de alto rendimiento: entendiendo a cada miembro y potenciando lo mejor de ellos.

Si en algún momento debes incorporar nuevos miembros al equipo, mi recomendación es que no selecciones basándote en la amistad. Busca siempre al mejor profesional para el puesto. Rodéate de los mejores. Tampoco recomiendo buscar personas que piensen igual que tú; al contrario, busca rodearte de profesionales que complementen tus habilidades y que sumen al equipo.

Siempre debes colaborar y permitir que los miembros de tu equipo también compartan sus conocimientos. Nunca pierdas la humildad; siempre podemos aprender, y cuando las personas del equipo sienten que sus conocimientos son valorados, esto fortalece el equipo y fomenta la fidelización de los trabajadores.

No te atribuyas los éxitos del equipo como propios. Comparte el éxito con el equipo y haz que sientan que el logro obtenido es fruto del trabajo conjunto y que todos aportaron desde su área de especialidad. Por el contrario, cuando se produzca un error, corrígelo internamente, pero como líder asúmelo y resuélvelo sin exponer innecesariamente a las personas, salvo que sea una falta grave que requiera un tratamiento diferente.

Ser líder de equipo no es sencillo; demanda gran esfuerzo, dedicación y compromiso. Debes buscar llevar a todos al máximo potencial, sin perder de vista que el éxito no solo es el resultado, sino el camino, cómo llegas a él y cómo apoyas el equilibrio de vida de los miembros; esto marcará la diferencia.

Recuerda que “El trabajo en equipo genera confianza, y la confianza genera crecimiento”, una reflexión de Nazim Ambalath. Para que esto funcione, la coherencia y la credibilidad como líder son clave.

Fuente

Christopher Niquén