El precio de la hiperconectividad

Imagina esto: estás en una reunión familiar, rodeado de tus seres queridos, pero tus ojos están mirando a la pantalla de tu teléfono la mayor parte del tiempo. ¿Te suena familiar? En la era digital, estamos más conectados que nunca, pero paradójicamente, nos estamos desconectando de lo que realmente importa: las relaciones humanas.

La tecnología ha transformado nuestras vidas de manera radical. Los teléfonos celulares se han convertido en una extensión de nosotros mismos, facilitando la comunicación y el acceso a la información de una forma más rápida y eficiente. Sin embargo, esta hiperconectividad está teniendo un costo elevado para nosotros.

Un estudio publicado en la revista científica Frontiers in Psychology, revela que aunque los dispositivos celulares pueden estimular la mente, los hábitos actuales de uso tienen un impacto negativo en la capacidad de las personas para pensar, recordar, prestar atención y regular las emociones. Adicionalmente, la constante comparación con las vidas idealizadas que vemos en redes sociales puede generar sentimientos de inferioridad y soledad, un fenómeno conocido como FOMO (Fear of Missing Out). Complementando, una investigación de la Universidad de Waterloo en Canada destaca cómo el uso constante de teléfonos inteligentes vuelve a las personas dependientes de ellos, lo que puede llevar a una pereza mental, donde nuestro cerebro se vuelve menos activo y menos capaz de realizar tareas complejas.

¿Que podemos hacer para cambiar estos hábitos? Debemos definir horarios específicos para el uso del teléfono, evitar sacarlo en la mesa durante las comidas, evitar llevarlo a la cama a la hora de dormir, dedicar tiempo a actividades que te permitan desconectar y disfrutar del presente; por ejemplo: caminar en un parque cercano, o crear espacios de reunión con amigos o familiares, desconéctandonos de las redes sociales.

La tecnología es una herramienta poderosa, pero debemos aprender a utilizarla de manera consciente y responsable. Al reducir nuestro tiempo de pantalla y priorizar las relaciones humanas, podemos mejorar nuestra salud mental, fortalecer nuestros vínculos sociales y vivir una vida más plena y satisfactoria. Recuerda, la verdadera conexión se encuentra en los momentos compartidos, no en los likes y ni en los comentarios.

 

Fuente

Heyner Pacheco