Las Energías Renovables, complemento perfecto del Turismo Sostenible
El desarrollo sostenible se define como “El desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades” (Comisión Brundtland, 1987). En la práctica, este tipo de proyectos se logran cuando se entrelazan los ejes social, ambiental y económico, es decir, se genera beneficio a la comunidad (stakeholders), es financieramente factible, y a su vez, amigable con el ambiente.
Analizando a la industria turística en términos de sus tipos de impactos, estos no presentan mayores diferencias que cualquier otro tipo de instalación industrial, por tanto consumen cantidades significativas de agua, energía, así como de combustibles fósiles, y generan residuos y desechos tanto sólidos como líquidos. A su vez, su materia prima principal (turistas) viene de cualquier parte del mundo, por lo que las emisiones de CO2 relacionadas a su traslado pueden llegar a ser considerables.
Siendo la República Dominicana un país que apunta a recibir 10 millones de turistas por año, es fundamental un análisis transversal del sector que pueda conllevar a la sostenibilidad de toda la operación, y no sólo de aquellas enfocadas en el turismo de naturaleza.
Por lo tanto, para encausar a la industria turística hacia la sostenibilidad se deben conjugar las mejores prácticas ecoeficientes, junto a las tecnologías que aprovechen los potenciales renovables. En este artículo se visualizarán las acciones a acometer para que estas tecnologías se conviertan en el complemento perfecto de una operación turística sostenible.
Para iniciar, es necesario entender los insumos y descargas que participan en el negocio turístico, indiferentemente de su escala. Entre los insumos requeridos para la operación se encuentran: agua para consumo humano, áreas verdes, y servicios generales; energía para consumos eléctricos de la instalación, calentamiento de agua, y climatización de espacios; víveres y bebidas; huéspedes.
En lo que respecta a las descargas de la actividad turísticas, son las siguientes: desechos líquidos (aguas negras, grises, aceites), emisiones gaseosas de equipos fijos y móviles; desechos sólidos (restos de alimentos principalmente).
Ahora bien, todo lo que es consumo eléctrico, climatización y calentamiento de agua se pueden surtir prácticamente en su totalidad mediante fuentes renovables. A continuación, ejemplos de su empleo:
El agua caliente, se produce convencionalmente en calderas y/o calderines, pero empleando colectores solares planos se puede cubrir hasta un 80% de la demanda anual. Esto es, aprovechando el potencial calefactor del Sol. De igual manera, en la climatización se puede emplear una tecnología que se denomina Refrigeración Solar y es un proceso similar al que se ofrece en los equipos de aire acondicionado convencionales, pero consumen 20% de estos (incluidos los tipos inverter).
Una vez controlado el consumo de climatización, ya se ha atendido el 60% de la factura eléctrica del edificio, pudiendo instalarse a un menor costo sistemas como solares o eólicos para cubrir el remanente. Por supuesto, la fuente renovable dependerá de los recursos disponibles en la ubicación del establecimiento.
Lo siguiente, es implementar técnicas ecoeficientes que conlleven a establecer mecanismos para la reutilización de las aguas servidas (grises) en riego de jardines y áreas verdes (disminución de consumo de agua); el empleo de detergentes biodegradables, así como la disposición correcta de los aceites de cocina (disminución del impacto); y la generación de abono a través del compostaje de los residuos orgánicos de la comida.
En conclusión, toda la operación turística puede ser sostenible ya que las herramientas y tecnologías se encuentran disponibles de forma madura en el mercado. Desde las implementaciones ecoeficientes sencillas, hasta las más complejas, las energías renovables juegan un factor fundamental en garantizar este objetivo. La sostenibilidad no se limita al turismo de naturaleza.