La energía solar y la Minería, ¿ENEMIGOS O ALIADOS?
Digamos que deseamos generar y almacenar vapor de agua de forma casera, ¿qué debemos tener? Para empezar, una fuente de energía (combustible o electricidad), un elemento donde colocar al agua mientras ésta se calienta y, por supuesto, agua con una calidad mínima. Al comenzar a generarse el vapor, notas que parte de él se pierde al salir por los bordes del recipiente, siendo necesaria alguna forma de contención para evitar que se escape, así como algo que permita transportarlo -sin que se enfríe- hasta el lugar que prevés servirá de almacenamiento. Para ello, se requieren tuberías, aislamiento, y otros accesorios adicionales. Lo que comenzó con una simple olla y energía, se convirtió en un laboratorio. Ahora extrapole eso a la gran escala del mundo industrial, donde entran en juego diversos factores operacionales, eficiencias, costos, impacto ambiental, etc.
En los procesos energéticos a gran escala, los que presentan las mayores ineficiencias son siempre los relacionados a los sistemas térmicos (asociados a altas temperaturas), donde es más difícil realizar una operación eficiente que tenga acotado los costos energéticos y la haga factible ante el mercado.
La minería es uno de los sectores que más emplea sistemas térmicos. La minería es una actividad que normalmente se ubica en zonas remotas, alejadas de los centros poblados, donde el combustible por excelencia es el diésel. A pesar que puede ser percibida como una operación netamente extractiva de materiales del suelo o subsuelo, ella requiere de numerosos procesos industriales, en su mayoría térmicos, para separar el mineral deseado del resto de “tierra” que lo acompaña. Entonces la imagen a dibujar aquí es la de una gran nave industrial consumidora de diésel ubicada en el medio de la nada.
En la República Dominicana la energía solar, como es notorio, es ampliamente abundante. El recurso solar promedio anual disponible en el país es cinco veces mayor al encontrado en Alemania, y coinciden las zonas de mayor potencial con las regiones donde se encuentran las principales concesiones mineras. Ahora bien, ¿es aplicable la energía solar en la minería?
La energía solar tiene dos posibles usos: la generación de electricidad a través de paneles fotovoltaicos (FV) -el más común-, y la generación de calor denominada solar térmica. En ésta, se emplean directamente los rayos del Sol para calentar un fluido de trabajo pudiendo alcanzar hasta 800 °C con altas eficiencias. De manera que con la energía solar se podría eliminar de forma considerable el diésel que se emplea en las instalaciones mineras tanto para la generación de electricidad como de calor. Este enfoque no es nuevo, se viene desarrollando desde hace varios años en Chile, el país a la vanguardia del segmento, con su proyecto Solar Mining un esfuerzo en conjunto entre el SERC-Chile, AMTC y la Universidad de Stuttgart.
Entre las ventajas más importantes de la implementación solar en sistemas mineros se encuentran: la estabilidad y proyección de los precios a futuro de la energía; disminución de costos energéticos; reducción en las emisiones de CO2, así como la disminución en el impacto de emisiones gaseosas nocivas; mejoras en la apreciación institucional; y enfocarse hacia la sostenibilidad de la actividad.
En conclusión, aunque parezcan disímiles la energía solar y la minería deben ir de la mano para garantizar la competitividad del negocio y más importante, su sostenibilidad. Es muy complejo controlar el calor, como ya pudimos apreciar, pero con la energía solar éste se puede producir directamente, con grandes ventajas para una industria altamente demandante de energía térmica.
La energía solar y la minería deben ir de la mano para garantizar la competitividad del negocio y más importante, su sostenibilidad