Elementos para fabricar decisiones acertadas en la etapa post Covid19
Acertar, acertar y acertar. No queda otra en la coyuntura actual, pues la pandemia y la crisis subsiguiente han puesto entre la espada y la pared a infinidad de países, de empresas y de negocios, algunos de los cuales solamente estaban comenzando a remontar del tsunami que les supuso la crisis financiera global de 2008.
La gran pregunta es cómo hacerlo y, sin existir recetas mágicas, sí que hay una máxima que administradores públicos, empresarios y directivos han de saber y han de poder aplicar: la fabricación de decisiones. Aunque en español hablemos de “tomar una decisión”, hemos de asumir que esta expresión implica una aproximación externa y, por tanto, supone que la decisión está ahí fuera y que hay que ir a por ella. Sin embargo, en inglés la expresión utilizada es “decision making”, y con esta expresión se entiende que el sujeto es activo a la hora de decidir. Y así, en inglés, las decisiones se fabrican.
En esta coyuntura de pandemia, donde la sociedad parece encontrarse en una suerte de experimento, resulta imprescindible saber fabricar las decisiones correctas. Apremia que estas sean adecuadas en tiempo y forma. Urge que con ellas se sigan respetando elementos habituales como el flujo de caja o el cumplimiento legal… Sin embargo, en el aquí y ahora de la a-normalidad generada por el Covid 19, han de tenerse en cuenta otra serie de elementos, que, cuanto menos, es imperativo considerar:
- La salud se coloca en el centro de todo, y esta es una novedad frente a las crisis anteriores, pues se ha visto que arriesgar en este sentido conlleva consecuencias de alto riesgo, tanto en la pérdida de vidas humanas como en el desempeño de la economía.
- La hiperregulación, pero esta vez como tendencia global, y es que con el control de movimientos entre territorios y la monitorización de los contactos personales, estamos asistiendo a lo que podría ser una escena orwelliana. El impacto de las leyes en las vidas de los individuos y de las organizaciones continuará creciendo y, por tanto, es un elemento al que hay que tener en el radar.
- La política ha visto también sacudido, en los últimos meses, su status quo. En el panorama internacional parece que asistimos a un cambio en el orden mundial, donde organizaciones como la ONU quedan en un segundo plano y donde las grandes potencias (Estados Unidos, China…) buscan encontrar un nuevo equilibrio de poder.
- El consumo siempre sufre en todas las crisis y, generalmente, se deja guiar por los precios. Sin embargo, ahora parece que el origen local de los productos y de los servicios se erige como una ventaja competitiva.
- La inteligencia competitiva de las organizaciones para anticiparse a las circunstancias y, fundamentalmente, para que los órganos de gobierno acierten en el norte empresarial, es más necesaria que nunca en este nuevo entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo que se nos presenta.
- La tecnología y la digitalización porque el Covid 19 ha puesto de manifiesto que la cadena de valor de una organización no puede tener un engranaje defectuoso. Y es que ha conseguido que se ponga atención a que la digitalización organizacional no debe quedar reducida a una mera cuestión estética. Así, front, mid y back office han de encajar, han de crecer y han de desarrollarse en sincronía y lo más rápido posible hacia una digitalización completa y de éxito.
Con estos elementos, se habrá de despejar la equis de la ecuación del proceso de fabricación de decisiones. Esa incógnita en sí misma, dadas las circunstancias, habrá de estar definida por una serie de características que es necesario que se cumplan. El Covid19 ha puesto sobre la mesa la necesidad de estrategias adaptables, sostenibles y, sobre todo, como señalábamos antes, acertadas porque, no nos engañemos, aún no se puede determinar cuándo empezará la recuperación económica o si lo hará en un sentido pleno. Y este escenario incierto implica que el margen de error que tienen las organizaciones es mínimo a la hora de fabricar sus decisiones.